lunes, 20 de septiembre de 2010

Jazmines pisoteados siendo Rosas con espinas.

Mientes. Me miras a los ojos y mientes; mientras yo aguanto las lágrimas que me desbordan los párpados. Cada vez que te escucho hablar, quiero que se me vallan de los oídos las palabras, así como tus caricias se van a de mis manos, pero no, cada palabra queda guardada en mi memoria, dando vueltas dentro de mi cabeza, preguntándome a mi misma porqué te quiero.
Me dijiste que me querías por ser diferente, pero me mentiste. Me dijiste que nunca me harías llorar, que cada momento a tu lado serían sonrisas borradas por otras, que me saldrían arrugas junto a la boca, que no me querías perder, que deseabas que yo fuera solo tuya por siempre. Y mírame ahora, rogándote un beso, pidiéndote a gritos mudos un abrazo, teniendo que mirarte con ojos cansados de mentiras.
Mil cosas me dijiste, y hoy no creo en ninguna. Traté de no darme cuenta pero no pude. ¿Por qué turbaste mi vida? ¿Por qué no me dejaste con mi antiguo dolor, que era más patético que este? ¿Por qué me enamoraste si sabías que solo iba a causar mi llanto? ¿Por qué? Solo un quiero esa respuesta, las otras las puedo imaginar en base de la última. ¿Por qué ocasionar tanto dolor? ¿Para decir que sos bueno engañando? ¿Para decir que ya no estás por culpa mía? ¿Para tratarme de pendeja obsesiva?
Lo único que lograste es decepcionarme, pero esta vez es encerio. Juraste que nunca iba a morir por amor, y hoy me estás clavando la daga que hará que me vuelva fría, como vos. Gracias, linda mujer amante de las rosas con espinas, hoy soy el jazmín pisoteado del jardín del Edén.



R. Cadmio

No hay comentarios:

Publicar un comentario