lunes, 4 de julio de 2011

Te amo.

Te amo, y nunca nadie va a saberlo. Eres la belleza en persona, los pies que me hacen moverme en este mundo infame, las manos que me permiten beber el agua de los cielos. Eres más que mil lunas, que mil soles, que la galaxia entera. Te amo con locura, y nadie, nunca nadie, podrá siquiera pensar por un momento que estos ojos desesperados quieren encontrarse con los tuyos de una vez, para por fin unirse en una abrumadora mirada loca de amor.
No es mi intención llorar, ni hacerte sufrir, ni siquiera era mi intención decirte. Pero el cuerpo desgastado ,después de tantas noches sollozando, ya no aguantaba correr caminos con la mochila del amor pegada a sus espaldas. Te amo y no quiero hacerlo. Sé que no debo, sé que está mal, sé que jamás será recíproca; pero imaginate que inmensamente feliz me podría hacer el simple delirio de un futuro contigo, la fácil alucinación de muchos días junto a ti, el espejismo de tu boca diciendome palabras de cupido. ¿Porque esto a mi, esta maldición, este hechizo? Es imposible no acordarme de tu risa, brillante melodía en mi cabeza. Es inimaginable olvidarte reír, es sofocante concebirte triste.
Te amo porque sos hermosa. Te amo porque el cuerpo me lo pide. Te amo porque desde el primer momento en que te ví lo supe. Te amo porque no sé como explicarlo con palabras claras. Te amo. Y sé, con todo el pesar del mundo lo sé, sé que jamás tus labios me van a hablar con otras intenciones. Porque te lastimo, porque te lloro, porque te doy lastima. Sé que no te merezco, con todas las letras que tiene la negación. Sé que si te amo te lastimo, y que sino no tendría propósito para levantarme.

Te amo, y mi primer obstáculo soy yo mismo. Y el segundo, es que tu no me amas; porque tú, sos la enamorada de mi hermano.



A.B

jueves, 28 de abril de 2011

Mi hogar.

Y no saben cuánto las extraño. Son felices conmigo o sin mi, yo elegí, ustedes se acostumbraron. creí ser libre, ser feliz y lo soy, pero como las extraño. Sus ocurrencias tontas, sus risas disparatadas, sus palabras fáciles, sus te quiero constante. Esa era mi casa, ahí pertenecía. No es que me arrepienta, pero a veces pienso que no son iguales, pensé remplazar uno por otro pero no, no es lo mismo.
Las pienso, las quiero, las extraño. Ese taponcito que se rompe cada vez que veo sus fotos; esa palabra que sale cuando las veo todo el tiempo, ese abrazo que les doy y ustedes no se dan cuenta. No solo a la importante, sino a todas las que rondaban mi lugar; las que yo no les hablaba pero se preocupaban por mi siempre. Ustedes chicas superpoderosas, por ustedes siento nostalgia. Por las tadres, por las tortas, por sus voces. Hace cuánto que no las escucho hablar mucho rato, hace demasiado que no me siento una de ustedes.
Así como entré me fui, por rebelde, malcriada y desconsiderada. Y hoy les digo, amigas de a noches, niñas de mi recuerdo, monjas de mi convento, flores del jardín de mi antigua casa. Las quiero más de lo que creo, las quise más de lo que pensaba, no me acostumbro a no escucharlas, hoy no soy nadie sino las extraño.


R.C

jueves, 21 de abril de 2011

Mujeres.

Mujeres bellas, mujeres viejas, mujeres pobres en el amor, mujeres ricas en la pobreza. Que las mujeres amen mujeres está mal visto, pero es porque no entienden que amor más puro no existe. Que las mujeres sean poderosas está mal juzgado, pero porque no saben que quién tuvo a alguien adentro y lo quiso desde el primer momento no puede tener maldad. Que seamos grandes, fuertes, bonitas y exitosas no se usa, pero solo por envidia machista.
Las mujeres no nos creemos reinas, sabemos que lo somos, pero nos dejamos someter como esclavas para apaciguar la avaricia, y dar el golpe fuerte cuándo la boca esté cerca. No nos gusta vivir en el ojo de la tormenta, tenemos una tormenta dentro desde que nacemos; tormenta de momentos, de sensaciones, de locuras, tormentas nuestras y ajenas, vacías y colmadas de nubes, con lluvia o solamente tormentas nubladas con el desosiego.
Lujuria, pasión, sensualidad. Atributos que muchos usan, pero que ninguno nos quiere dar. No solo las bailarinas tienen gracia, no solo las mujeres de la noche saben moverse así.
Si la tocaras bien, si la quisieras mejor, si no fueras tan hostil. Si pensaras en ella y no tanto en ti. Si la desearas feliz. Si supieras quererla solo por el hecho de ser mujer.



R.C

lunes, 18 de abril de 2011

Vieja muerta.

Pidiendo limosna un día o dos,
vagabunda anciana en busca de amor.
Golpeando las puertas se la puede ver,
buscando olvidarse de la vieja vejez.
Hedionda la ropa, el cabello, el andar;
luciendo bizarras versiones de libertad
la vieja no puede ni caminar,
y ya nadie detiene el paso a ayudar.
Fantoche de colores marrones y negros,
monstruo repentino de noches azules,
tú que sabes como es la luna llena
dime que hago para conocer el mundo.
Gato pardo cansado de tantos trotes,
lucero apagado de candiles mugrientos,
cuentame, ama de llaves jubilada por el viento,
que pasa en lo silencios de tus calles sin final.
Vieja sombra de antiguos caminos,
tardecita muerta en el pretil de mis tiempos,
zaguán del miedo atormentando momentos,
preguntame porque el tiempo me trajo hasta ti.



A.B

jueves, 7 de abril de 2011

Iluso cabaret. (I)


-¿Porqué las mujeres no pueden entrar al prostíbulo?- Renata se reía de la ocurrencia, de su ingenuidad, de su desfachatez.

- Por que sería muy simple, las mujeres se darían cuenta que clientes prefieren- respondí utilizando la ironía.

Caminabamos por una calle de veredas anchas y luces estupefacientes, veníamos de algún lugar no muy lejos, campera de cuero y jeans rotos, clásico a la hora de ser un hombre por una noche. Sabía lo que decía su mirada audaz, pero todavía no, no estaba lista.

Uno siempre piensa que es fácil tocarse y sentirse vivo, pero para mi no lo era; el hecho de querer amarse era más que solo manos y caricias entreveradas, era un acto mucho más profundo.

- Espera unas cuadras, sabes que no soy un máquina con encendido electrónico.-

- Aunque sea, unos besos aquí y otros allá.- me dijo acercándose sensual y mirándome con ansias locas.

- Si me escapo de tu abrazo te quejas, pero no me dejas otra opción, ahora no, solo espera-

Alguna carita de perro mojado y seguimos la marcha, me reía al saber que ella no me entendía ni me quería entender, se reía al pensar que yo no tenía remedio. Nos conocíamos tanto que ya no bastaban palabras, miradas era lo que había entre nosotras. No era mi novia ni nada, solo la eterna compañera de soledades. Ella ya había tenido sus romances de semanas, pero siempre volvía con las manos vacías y los ojos llorosos. Me gustaba verla a contraluz, figura larga y repartida, sonreía por la alegría producida por el alcohol.

En la última esquina la arrinconé contra una pared y la besé como siempre. Me abrazó rápidamente y comenzó a recorrerme, yo tuve más paciencia, la dejé hacer a gana propia, y cuándo soltó su furia contenida en gemidos, la tomé por la cintura y empezé mi absoluto recorrido, sabía dónde presionar, que tocar, que sentir. Entre besos, manotazos, toqueteos, balbuceos y gritos cortados nos entregamos a la algarabía del deber cumplido.

Nos vestimos jadeando y seguimos camino, carcajada va, risita disimulada viene, seguimos llendo por las calles a Dios sabe dónde. Nos separamos en el mismo lugar desde hace años, un beso rápido y buenas noches es suficiente para nosotras.

Llegué a casa y a oscuras traté de transcribir el furtivo encuentro, sabía que algún día uno de mis relatos se haría famoso y podríamos jactarnos de haberlo cumplido. Al terminar me fijé que había en la heladera, tomé café y me quedé pensando en tantas noches como aquella, en las cuáles todo era más simple; se reducía a dos abrazos.

miércoles, 23 de marzo de 2011

Agustina me dicen.

Hace cientos de años, o algunos cuántos nada más; existía una yo diferente, una persona que se llamaba Agustina por cédula, pero no se sentía la verdadera. Fácil máscara de oro y cal, escondía mucho más que un nombre.
Un día alguien lejano o tal vez cercano me puso un apodo, no me negué a usarlo, ya que sonaba a otra cosa, a no ser yo, y en ese momento a eso me dedicaba, a no estar en mi misma. Me lo gritaban por la calle, me lo escribían en los cuadernos, me lo mandaban por mensajes, me llamaba Guti, no Agustina. Es probable que me llamaran así por diez años, o tal vez por solo cinco; pero hoy me parece una interminable eternidad, incansable para algunos, aburrido para mi.
Creía que ser yo estaba mal, no era corriente, no era normal. La niña refugiada en sus burlas y falsedades, la mariposa hermafrodita acurrucada en el corazón. "No se puede ser así, esto está mal, se va a pasar". Miraba cuerpos incorrectos, creía cosas defectuosas del saber.
Luego de tiempo encerrada en los barrotes duros de la sociedad, abrí la cabeza y me dejé llevar. "Me gustan las minas", le dije a mi mamá. "Son cosas de la edad", le dijo a mi tía. Si vos supieras, que si la veo sonriendo se me van las dudas del mundo. Me vuelvo Sócrates creyendo en dogmatismos puros.
Mírame ahora, muchacha de ojos negros, bailarina de ballet; y dime si ves a la niña que se sentaba contigo en la escuela y soñaba tocar tu cabello en secreto, oliendo el perfume de mil sueños por cumplir.



R.C

sábado, 12 de marzo de 2011

Oliva y pelón.

Habla muñequita de azafrán, habla. Llora si el dolor de tu cabeza ya no te deja pensar. Ríe si ves que así se te va el dolor del recuerdo. Canta, mi muñeca, canta. Si ves a la nubes de algodón volverse rojas por la furia contenida solo bésalas, como si fueran sus labios de mantilla una dulce bebida hecha para que solo tu la tomes.
Siente, por favor; siente que sin tus manos ya no hay vida más digna que vivir en solitario deseando ser alguien más que no quiere estar solo. Baila; con tu suave aroma a flores que descalabra todo a su paso, con tu manto de digno raso que en vez de parecer vano, parece un delirio de los dioses que tratan de ocultar tu belleza bajo raras maldiciones.
Duerme mi niña de oliva y sal; duerme que bajo la fina lluvia de tus lágrimas se esconde el mejor de los secretos guardados, dando a pensar que son solo recuerdos olvidados que reviven a su ser día tras día. Muéstrame lo que es la belleza de ser puro, la alegría de ser libre, el afán de poder volar. Hazme seguirte hasta los campos infinitos dónde la inspiración es solo un arte más y no existe palabra que te ponga un límite. Sígueme cantando, invítame a abrazarte mi niña de oro y miel. No me digas que estás atada al árbol sin espinas que alguna vez sobre ti cayó, rómpele las ramas absurdas que quieren apretar tu cabeza contra la almohada.
Sé que va a doler el volver al mundo de los vivos, pero haz el esfuerzo de acordarte de mi, porque sin ti ya no estoy vivo, sin ti yo soy la locura producida por demasiadas copas del suave licor mareante de muchas noches atormentadoras. Sé que no es fácil mi muñeca. Pero también sé que en tus recuerdos de muerto viviente va a haber una voz igual a la mía diciéndote que sin ti esto no es vida.




RC.